En marzo de 2015, John Marshall recibió una noticia demoledora: a su hijo, Gabriel, le habían diagnosticado un tumor cerebral maligno y poco común.
Luego de someterse a diversos tratamientos y cirugías, Gabriel quedó con una prominente cicatriz quirúrgica, que lo hizo sentir marcadamente cohibido. Una vez le confió a su padre que la cicatriz lo hacía sentir como un “monstruo”. Profundamente conmovido por la angustia de su hijo, John decidió demostrar su solidaridad de manera profunda. Se hizo un tatuaje que replicaba exactamente la cicatriz de Gabriel. Este acto de empatía no fue sólo simbólico; Jugó un papel fundamental para levantar el ánimo de Gabriel.
John también participó en el concurso #BestBaldDad, organizado por la Fundación St. Baldrick, en el que los padres se afeitan la cabeza en apoyo a los niños que luchan contra el cáncer. La entrada de John, que mostraba su empático tatuaje, ganó el concurso y atrajo considerable atención en línea.
Alison Sutton, de la Fundación St. Baldrick, elogió el gesto y lo destacó como el primer caso que presenciaron en el que un padre hizo más que afeitarse la cabeza para elevar la confianza de su hijo.
La profunda muestra de amor y comprensión de John es un testimonio conmovedor de las medidas extraordinarias que los padres están dispuestos a tomar para garantizar que sus hijos se sientan amados y seguros, especialmente en tiempos difíciles.